El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó nuevamente este martes a Hosni Mubarak a permitir una “transición ordenada y pacífica” en Egipto tras el anuncio de éste último de no postularse a las elecciones de septiembre. También reiteró su llamado al Ejército a no reprimir a los manifestantes que se mantienen en las calles.
Esto alimenta las sospechas de que al menos un amplio segmento de clase media de los manifestantes cuenta con el beneplácito de EE.UU. y la Unión Europea. La insistencia en la transición ordenada apunta a que el cambio de régimen no se vaya de las manos (del imperialismo) en dirección a una revuelta popular al estilo de la argelina en los años sesenta. Así como tampoco quieren que los Hermanos Musulmanes se lleven el agua a su molino, ya que perjudicaría inmediatamente a Israel, que tenía un seguro servidor en Mubarak, y favorecería a Irán.
“EE.UU está a favor de un cambio, después del discurso de esta noche hablé con (el presidente Hosni Mubarak) y reconoció que el estatus no se puede sostener y que un cambio debe ocurrir (...) los que tenemos el privilegio de tener estos puestos (de mando) lo hacemos por voluntad de nuestros pueblos, hay que escuchar las voces del pueblo egipcio”, dijo Obama.
Un cambio lo más controlado posible, sin esperar a que la bronca popular rebalse a los estudiantes y otros organizadores de clase media, que hasta el momento mantienen la protesta dentro de límites medianamente admisibles, pero esto no se sabe cuánto va a durar.
El presidente del régimen estadounidense agregó que su Gobierno apoya las libertades "básicas como las de expresión e información, la democracia y los derechos universales". Nada más. No apoyan la libertad de trabajar con un sueldo digno, ni la de expresión, ni la de tener una vivienda digna, ni la de comer todos los días.
Patotas de Mubarak en la plaza
El masivo grupo de movimientos opositores que desde hace nueve días está exigiendo en Egipto la renuncia del presidente, Hosni Mubarak, permanecerá en las calles de El Cairo (Capital del país) pese a los ataques recibidos este miércoles por adeptos al mandatario que violentaron la organización de las protestas y dejaron a más de 1.500 personas heridas.
Reed Lindsay, de Telesur, dijo que “aparentemente los movimientos de los oficialistas han fracasado porque los manifestantes han podido resistir, y a pesar de heridos y muertos, siguen allí, con ganas y ánimo de hacer valer su voz y reiterar su rechazo al presidente”.
Por otro lado, al ser preguntado sobre esta llegada sorpresiva de los seguidores del mandatario a estas manifestaciones que ya llevan nueve días y que no habían registrado hechos violentos, señaló que “sin lugar a dudas no fue una movimiento espontáneo”.
“No hay duda de que el orden y la organización viene de arriba (el poder). Después del discurso de Mubarak, que anoche que dijo que no se retiraría del poder. Éste se vio obligado a mandar a policías para detener el rechazo masivo, y como éstos no pudieron, mandaron a los mismos seguidores para provocar violencia, estaba bien claro”, reafirmó.
Agregó que desde que llegaron a la plaza de Tahrir, los seguidores de Mubarak empezaron a causar discordia y a agredir a manifestantes y periodistas, a quienes amenazaron con quitarles las cámaras y golpearlos con piedras.
Viernes: más protestas
Para este viernes se espera una nueva concentración masiva como la realizada este martes donde más de dos millones de personas se reunieron para expresar el repudio general al presidente que ocupa ese cargo desde 1981. En la plaza de Tahrir, donde la cantidad de gente bajó debido a la violencia de este miércoles, se tiene previsto que vuelvan a llenarse.
Ante el caos político, los medios de comunicación egipcios -al contrario que los "occidentales"-, y el Gobierno de Egipto han hecho todo lo posible por evitar la difusión de las protestas, acontecimiento que se ha conocido como el “apagón informativo”
Pese al intento de censurarlas, las manifestaciones en Egipto aún se mantienen. Y continúan exigiendo que además de la dimisión de Mubarak, éste se vaya del país y disuelva el Parlamento que lo apoya.
El pueblo egipcio se lanza a la calle contra la dictadura
Un millón de personas participaron en la gran marcha convocada por las fuerzas populares en el centro de El Cairo para exigir la dimisión del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el final de sus 30 años de régimen.
Desde las diez de la mañana (hora canaria), la plaza de Tahir (Liberación), epicentro de las protestas populares, fue escenario de la multitudinaria manifestación bajo el lema “Abajo Mubarak, todos contra Mubarak”. Otro millón de personas se manifestó en Alejandría, y alrededor de 250.000 personas en Suez.
Toda la oposición acaba de llegar a un acuerdo basado en cuatro puntos: 1) Que Mubarak deje el poder 2) Disolución del Parlamento 3) Nueva Constitución 4) Creación de un Gobierno de transición. Cualquier parecido con la transición española es pura coincidencia.
Los eslóganes más repetidos en la concentración fueron los ya habituales, sobre todo, “¡Abajo Mubarak!” y “Paz, libertad y derechos humanos”. Un portavoz de los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza opositora del país, ha declarado que miles de miembros de este grupo islámico llegaron anoche desde distintas provincias del país para participar en la manifestación. Esta organización está oficialmente prohibida en Egipto, pero cuenta con muchos seguidores y podría participar en un nuevo gobierno formado por la oposición, lo que ha suscitado temores en Israel.
Las masas populares egipcias impusieron ayer en las calles la ley de la inmensa mayoría, pese a que la televisión estatal ha llamado a la población a permanecer en casa y evitar lo que podrían ser “manifestaciones violentas”. Controlada estrictamente por el gobierno de Mubarak, ha mostrado hasta ahora pocas imágenes de las protestas que desde hace una semana se suceden a diario en las calles de El Cairo.
Además, el Ejército ha cerrado los accesos a El Cairo y algunas otras localidades como Alejandría. Los servicios de trenes en todo el territorio también fueron suspendidos.
Un helicóptero militar sobrevuela la zona y varios tanques del Ejército permanecen apostados alrededor de los accesos de la plaza, donde no se puede ver a ningún agente de la policía, que fue apartada de Tahrir por Mubarak tras protagonizar la represión de las protestas del pasado viernes.
Esto alimenta las sospechas de que al menos un amplio segmento de clase media de los manifestantes cuenta con el beneplácito de EE.UU. y la Unión Europea. La insistencia en la transición ordenada apunta a que el cambio de régimen no se vaya de las manos (del imperialismo) en dirección a una revuelta popular al estilo de la argelina en los años sesenta. Así como tampoco quieren que los Hermanos Musulmanes se lleven el agua a su molino, ya que perjudicaría inmediatamente a Israel, que tenía un seguro servidor en Mubarak, y favorecería a Irán.
“EE.UU está a favor de un cambio, después del discurso de esta noche hablé con (el presidente Hosni Mubarak) y reconoció que el estatus no se puede sostener y que un cambio debe ocurrir (...) los que tenemos el privilegio de tener estos puestos (de mando) lo hacemos por voluntad de nuestros pueblos, hay que escuchar las voces del pueblo egipcio”, dijo Obama.
Un cambio lo más controlado posible, sin esperar a que la bronca popular rebalse a los estudiantes y otros organizadores de clase media, que hasta el momento mantienen la protesta dentro de límites medianamente admisibles, pero esto no se sabe cuánto va a durar.
El presidente del régimen estadounidense agregó que su Gobierno apoya las libertades "básicas como las de expresión e información, la democracia y los derechos universales". Nada más. No apoyan la libertad de trabajar con un sueldo digno, ni la de expresión, ni la de tener una vivienda digna, ni la de comer todos los días.
Patotas de Mubarak en la plaza
El masivo grupo de movimientos opositores que desde hace nueve días está exigiendo en Egipto la renuncia del presidente, Hosni Mubarak, permanecerá en las calles de El Cairo (Capital del país) pese a los ataques recibidos este miércoles por adeptos al mandatario que violentaron la organización de las protestas y dejaron a más de 1.500 personas heridas.
Reed Lindsay, de Telesur, dijo que “aparentemente los movimientos de los oficialistas han fracasado porque los manifestantes han podido resistir, y a pesar de heridos y muertos, siguen allí, con ganas y ánimo de hacer valer su voz y reiterar su rechazo al presidente”.
Por otro lado, al ser preguntado sobre esta llegada sorpresiva de los seguidores del mandatario a estas manifestaciones que ya llevan nueve días y que no habían registrado hechos violentos, señaló que “sin lugar a dudas no fue una movimiento espontáneo”.
“No hay duda de que el orden y la organización viene de arriba (el poder). Después del discurso de Mubarak, que anoche que dijo que no se retiraría del poder. Éste se vio obligado a mandar a policías para detener el rechazo masivo, y como éstos no pudieron, mandaron a los mismos seguidores para provocar violencia, estaba bien claro”, reafirmó.
Agregó que desde que llegaron a la plaza de Tahrir, los seguidores de Mubarak empezaron a causar discordia y a agredir a manifestantes y periodistas, a quienes amenazaron con quitarles las cámaras y golpearlos con piedras.
Viernes: más protestas
Para este viernes se espera una nueva concentración masiva como la realizada este martes donde más de dos millones de personas se reunieron para expresar el repudio general al presidente que ocupa ese cargo desde 1981. En la plaza de Tahrir, donde la cantidad de gente bajó debido a la violencia de este miércoles, se tiene previsto que vuelvan a llenarse.
Ante el caos político, los medios de comunicación egipcios -al contrario que los "occidentales"-, y el Gobierno de Egipto han hecho todo lo posible por evitar la difusión de las protestas, acontecimiento que se ha conocido como el “apagón informativo”
Pese al intento de censurarlas, las manifestaciones en Egipto aún se mantienen. Y continúan exigiendo que además de la dimisión de Mubarak, éste se vaya del país y disuelva el Parlamento que lo apoya.
El pueblo egipcio se lanza a la calle contra la dictadura
Un millón de personas participaron en la gran marcha convocada por las fuerzas populares en el centro de El Cairo para exigir la dimisión del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el final de sus 30 años de régimen.
Desde las diez de la mañana (hora canaria), la plaza de Tahir (Liberación), epicentro de las protestas populares, fue escenario de la multitudinaria manifestación bajo el lema “Abajo Mubarak, todos contra Mubarak”. Otro millón de personas se manifestó en Alejandría, y alrededor de 250.000 personas en Suez.
Toda la oposición acaba de llegar a un acuerdo basado en cuatro puntos: 1) Que Mubarak deje el poder 2) Disolución del Parlamento 3) Nueva Constitución 4) Creación de un Gobierno de transición. Cualquier parecido con la transición española es pura coincidencia.
Los eslóganes más repetidos en la concentración fueron los ya habituales, sobre todo, “¡Abajo Mubarak!” y “Paz, libertad y derechos humanos”. Un portavoz de los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza opositora del país, ha declarado que miles de miembros de este grupo islámico llegaron anoche desde distintas provincias del país para participar en la manifestación. Esta organización está oficialmente prohibida en Egipto, pero cuenta con muchos seguidores y podría participar en un nuevo gobierno formado por la oposición, lo que ha suscitado temores en Israel.
Las masas populares egipcias impusieron ayer en las calles la ley de la inmensa mayoría, pese a que la televisión estatal ha llamado a la población a permanecer en casa y evitar lo que podrían ser “manifestaciones violentas”. Controlada estrictamente por el gobierno de Mubarak, ha mostrado hasta ahora pocas imágenes de las protestas que desde hace una semana se suceden a diario en las calles de El Cairo.
Además, el Ejército ha cerrado los accesos a El Cairo y algunas otras localidades como Alejandría. Los servicios de trenes en todo el territorio también fueron suspendidos.
Un helicóptero militar sobrevuela la zona y varios tanques del Ejército permanecen apostados alrededor de los accesos de la plaza, donde no se puede ver a ningún agente de la policía, que fue apartada de Tahrir por Mubarak tras protagonizar la represión de las protestas del pasado viernes.
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