México: Resonó en Xalapa el “Estamos hasta la madre”. Marcharon contra la guerra, por paz con justicia y dignidad
Criticaron por igual a sicarios, políticos, policía y ejército. Más poesía y menos policía, expresaron: Veracruz no es cuartel, fuera ejército de él, clamaron
Resonó en la capital de Veracruz el grito de Javier Sicilia y la sociedad de Cuernavaca, Morelos: “Si no saben gobernar, que se larguen. Estamos hasta la madre. No más sangre”. Juntando así, los lenguajes de la convocatoria tras el juvenicidio de Juan Francisco Sicilia y otras seis personas en Morelos, con la consigna de la campaña que hace tiempo vienen impulsando los moneros de la revista El Chamuco.
Detrás de una manta principal que rezaba: “Paremos las balas, nuestra propuesta: cultura y educación”, cientos de personas, jóvenes, estudiantes, mujeres, niñas y niños, y de toda edad, marcharon por la avenida principal partiendo de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, en donde de manera espontánea se convocaron por la redes sociales para realizar una manifestación contra la guerra y la violencia, en respuesta a la convocatoria del poeta Javier Sicilia y las redes ciudadanas del estado de Morelos.
“Los juniors son los amos de México. Los pobres, daños colaterales. Ejército, reivindícate con tu patria: No más sangre.”
La marcha, coreando consignas de apoyo como “Javier Sicilia, somos tu familia”, y “Más poesía y menos policía”, pidió a gritos un alto a la guerra: “No más sangre, no más muertos.”
Conforme avanzaba el contingente por la avenida Ávila Camacho hasta la Plaza Lerdo arreciaban los cuestionamientos y las duras críticas al gobierno federal, el estatal, la policía y el ejército, así como al crimen organizado. Iban alcanzando el climático “estamos hasta la madre”, que se ha vuelto grito colectivo. “México está herido. Heridos estamos los que marchamos”.
“Veracruz no es cuartel, fuera ejército de él” gritaban unos, mientras otros coreaban: “Militar y policía, la misma porquería”, o bien: “Calderón y narcos, ya nos tienen hartos.” “El pueblo se cansa de tanta matanza”.
Algunos con flores, y con ropas blancas, muchos con pancartas y letreros, algunos con playeras con el logo de No más sangre y alguno incluso con una que rezaba “Puto el que me dispare”.
Un aire de catársis, de desahogo, de poder gritar lo largamente reprimido: gente que se ha movilizado por diversas causas y en defensa de sus derechos, por fin caminaba junta por la calle, convocada por un deseo de paz.
Decenas de manifestantes tomaban fotos, algunos de ellos video, incluidos fotógrafos de arte, periodistas y los clásicos orejas.
Algunos jóvenes se identificaban con su facultad o escuela: “Historia no quiere más violencia”, y el típico performance del caído: un joven tirado en el suelo, el cuerpo dibujado alrededor con gis blanco, y un: “Geografía: No violencia”.
Algunos hacían un llamado más local: “Duarte, inteligencia, no más violencia. “Veracruz, despierta, la muerte está en tu puerta”.
Las letras rojas sobre telas o papeles blancos predominaron. Algunos apostaban a los argumentos: “Nosotros hemos puesto 35 000 muertos y Estados Unidos ha puesto las armas. Esta guerra no es nuestra. No más sangre.” O bien: El pueblo exige empleos para trabajar honradamente; educación para desarrollar al país, y hospitales para atender al pueblo. No más sangre.”
Incluso hubo manifestaciones con posiciones políticas propias, aludiendo a agravios electorales como: “Quienes roban la presidencia organizan el crimen. ¡Alto al genocida!” y consignas que personalizaron en Calderón el descontento: “No más sangre, no más impunidad, no más balas, no más Calderón, no más guerra”. “Calderonismo igual a yunquismo, sicarismo, terrorismo de estado.”
Y contra los militares: “Soldados y marines, a sus cuarteles, cabrones”, con la palabrota como recurso de desahogo de la rabia que el poeta Javier Sicilia le devolvió a una sociedad harta de la violencia.
Por otra parte, un letrero pintado con spray en pancarta blanca decía: “En las comunidades zapatistas no se siembre droga, se siembra dignidad”. Otra cartulina expresaba: “Si nos matan a uno, matan a todos. Ya basta”. Y no faltaban las que simplemente decían “Paz”, así los símbolos circulares de la paz, heredados de los años setenta.
Al llegar a plaza Lerdo, los reporteros desesperaban de que nadie daba entrevistas, porque consecuentemente nadie asumía una convocatoria que es de Javier Sicilia y la sociedad organizada de Morelos. Solamente un joven cedió a la tentación del protagonismo y sació la sed de las grabadoras de los reporteros.
Sobre una pancarta con un logo de “No más sangre”, depositaron flores.
Las pancartas eran elocuentes: “Justicia para todos”. Citas de Sicilia como: “Todos los jóvenes muertos. Todos los jóvenes corrompidos. Todos son nuestros hijos”. Y exigencias entendibles: “Queremos empleos, queremos escuelas, queremos hospitales. No queremos militares.”
Así fue como Xalapa se sumó a la docena de ciudades que en México dijeron: “Alto a la guerra.”
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